Contado por Clove:
Avanzo rápidamente en dirección a la Cornucopia.
Me escondo tras unos matorrales a esperar que amanezca. No creo que la Chica en Llamas se pase aquí, seguramente creerá que Cato también ha venido, y supongo que es lo suficientemente inteligente como para no enfrentarse a él, hay veces en las que incluso a mí me da miedo.
Cato es bastante raro, no por ser feo, sino por sus reacciones, ese chico más que hablar grita y no hablemos luego de sus rabietas... Aunque me cae muy bien, pienso que está completamente loco.
Creo que está obsesionado conmigo, siempre está protegiéndome de todo y preocupado por lo que me pueda suceder, aparte se pasa la mitad del tiempo sonrojado y pegado a mí, de esos ya hay varios en mi Distrito, son verdaderamente pesados. Pero Cato es distinto a ellos, no es tan molesto, me agrada que se preocupe por mi y me proteja, me siento más segura a su lado, también ha sido muy bonito el detalle de que no quisiera que me ocurriese nada.
Tal vez le de una oportunidad de salir conmigo después de los Juegos.
Comienza a amanecer, me tomo un pequeño instante para observar el grandioso sol que asciende y saco un cuchillo de la chaqueta.
Decido esperar a que la Chica en Llamas salga, así me ahorro el esfuerzo de buscarla. Me quito las gafas de visión nocturna y espero.
Veo a la chica del 5 corriendo para llevarse su mochila.
Pero ella no es mi objetivo.
La del 5 sale de la Cornucopia, esa chica me recuerda a las comadrejas con esa cara tan extraña.
Veo a la Chica en Llamas avanzando y salgo tras ella a toda velocidad, apuntando con el cuchillo a su cabeza. Lo lanzo.
Desvia el cuchillo con el arco, pero no voy a darme por vencida.
Ella tensa el arco y dispara una flecha directa a mi corazón, me vuelvo lo justo para evitar el blanco mortal, pero me atraviesa el brazo izquierdo ¡Ay! Menos mal que soy diestra.
Saco la flecha con una mueca de dolor y veo la herida, es bastante profunda, pero no creo que me desangre.
Ella sigue abanzando y coloca una flecha. Recoje su mochila y se la coloca en el brazo, es el momento perfecto para atacar.
Se vuelve para dispararme (No he visto chica más tonta en mi vida, deberia haberme disparado cuando me examinaba la herida, no ahora) pero yo ya me he preparado.
La lanzo un cuchillo que la da en la frente, la hago un corte sobre la ceja y comienza a tambalearse para retroceder. Lanza la flecha sin siquiera apuntar hacia mí, como si alguna especie de magia fuese a hacer que la flecha me diese en la cabeza.
Me abalanzo sobre ella y la derribo fácilmente como a un maniquí. La sujeto los hombros contra el suelo con las rodillas.
Voy a saborear el momento de matarla, tengo tiempo de sobra, Cato estará protegiéndome y seguramente esperando al chico del 11 y al Enamorado.
- ¿Dónde está tu novio, Distrito 12? ¿Sigue vivo?- La pregunto en tono amenazante.
- Está aquí al lado, cazando a Cato- Está de coña, que el Enamorado pueda matar a Cato no se lo cree ni ella- ¡Peeta!- Grita a todo pulmón ''Imbécil'' Pienso.
La doy un puñetazo en la tráquea y se calla. Por si acaso muevo la cabeza para ver si viene, no tengo suficientes manos como para matar a dos.
- Mentirosa- Digo sonriendo- Está casi muerto, Cato sabe bien dónde cortó- Aseguro, más le vale a Cato saber dónde le dio- Seguramente lo tienes atado a la rama de un árbol mientras intentas que no se le pare el corazón ¿Qué hay en esa mochilita tan mona?- Pregunto quitándosela del brazo- ¿La medicina para tu Chico Amoroso? Que pena que no la vaya a ver- Tiro su mochila al suelo y abro mi chaqueta. Selecciono un cuchillo amenazante con una cruel hoja curva- Le prometí a Cato que, si me dejaba acabar contigo, le daría a la audiencia un buen espectáculo- Añado, tengo que buscar alguna forma que no me de nauseas al matarla. Ella se retuerce para desequilibrarme pero no lo consigue, soy más grande que ella y no puede soltarse de mi llave- Olvídalo, Distrito 12, vamos a matarte, igual que tu lamentable aliada... ¿Cómo se llamaba? ¿La que iba saltando por los árboles? ¿Rue?- Pregunto, no tengo nada en contra de la niña, me parece adorable, pero eso parece molestarla, así que voy a seguir con ese tema- Bueno, primero Rue, después tú y después creo que dejaremos que la naturaleza se encargue del Chico Amoroso ¿Qué te parece? Bien ¿Por dónde empiezo?
La limpio con la manga de la chaqueta la sangre de la herida sin mucha delicadeza, no voy a ponerme perfeccionista solo por que ella se queje. La observo la cara durante un momento, tiene cara de niña pequeña. Intenta moderme la mano, pero la agarro del pelo de la parte de arriba de la cabeza y la obligo a apoyarla en el suelo.
- Creo...- Digo entusiasmada de poder deshacerme de ella- Creo que empezaré con tu boca.
Trazo burlona el perfil de los labios con la punta del cuchillo, parece indignada con el comentario de Rue, me hace gracia la cara que pone.
- Sí, creo que no te hacen mucha falta los labios ¿Quieres mandarle un último beso a tu Chico Amoroso?- Pregunto en tono burlón. Me ecupe sangre en toda la cara ¡Será imbécil! Me pongo roja de rabia- De acuerdo, vamos a empezar.
Comienzo a cortarla los labios y ella comienza a gritar como un niño.
- ¡Para, porfavor!- Grita suplicante, la corto la mitad de la boca y ella comienza a llorar, me doy cuenta de que tiene un oído sangrando.
- ¿Qué te ha pasado en la oreja?- Digo burlándome de ella
- Me hice esto cuando estallé vuestras provisiones- Dice ¡¿Que ha hecho qué?! Cuando Cato se entere de esto seguramente se pondrá a arrancarse los pelos de la cabeza.
Ya estoy hasta las narices, saco el cuchillo y la corto la oreja, ella chilla y patalea, yo agito su oído en la mano, resulta asqueroso, pero ha merecido la pena, está sufriendo.
Comienzo a hacerle la forma de las cejas y sigue gritando a todo pulmón, la cierro la boca porque con tanto chillido voy a acabar quedándome sorda.
- Peeta...- Llora la Chica en Llamas, mira que la puedo ahogar y ella sigue hablando.
Creo que ya ha sufrido bastante.
La clavo el cuchillo en el pecho y suena su cañonazo.
Al fin ha muerto.
Entonces una fuerza terrible me levanta, grito y veo al enorme chico del 11. Me tira al suelo.
- ¿Qué la has hecho a la niñita? ¿La has matado?- Me pregunta gritando, me sorprende como puede alzar la voz tanto.
- ¡No! ¡No fui yo!- Grito asustada, él frunce el ceño, ya recuerdo su nombre, Tresh.
- Has dicho su nombre, te he oido ¿La has matado?- Alza aún más la voz- ¿La cortaste en trocitos como a esta chica?
- ¡No! No, yo no...- Grito asustada.
Tresh alza hacia mí una enorme roca y retrocedo de rodillas.
Grito el nombre de Cato justo cuando la roca me golpea en la cabeza.
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